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La producción escrita en el encuadre clínico

La producción escrita en el encuadre clínicoAl pedir a un sujeto que escriba durante el diagnóstico psicopedagógico, estamos indagando procesos específicos que nos interesa profundizar. Los ejes y descriptores para su análisis no remiten al estudio de la modalidad de adquisición del código del lenguaje escrito en términos de su adecuación social a la normativa canónica instaurada (Prol, 2009), sino a la construcción de mediaciones para comprender sus formas de apropiación significativa a partir del trabajo de simbolización que permite –para cada sujeto- su utilización al servicio de la elaboración de sentidos subjetivos sobre sus conflictivas preponderantes (Álvarez y Grunin, 2010). En ese sentido, los descriptores para el análisis de la producción escrita se diferencian de los criterios normativos de la institución escolar centrados en el producto y se dirigen particularmente a describir la modalidad que caracteriza a su proceso de producción, el cual se analizará en función de la implicación subjetiva expresada en sus marcas singulares de autoría (Schlemenson y Grunin, 2014).

La consigna de escritura espontánea (“Escribe lo que quieras”), apunta a suscitar en el sujeto un proceso de ligadura doble: en la frontera intrapsíquica, se espera que el psiquismo sea capaz de producir formas de articulación entre representaciones de cosa (productoras de sentidos subjetivos y portadoras de connotaciones afectivas) y representaciones de palabra (que permiten la puesta en forma de las representaciones con arreglo a las formas de organización de la lógica secundaria); en la frontera que separa el Yo del mundo exterior, por otro lado, se espera que el psiquismo pueda articularse al mismo tiempo al campo de la realidad, es decir, a las significaciones sociales instituidas que permitirán organizar los significados de un modo transmisible de acuerdo con las normas del lenguaje escrito. 

Por esa razón no utilizamos otro tipo de consigna: solicitar, por ejemplo, “Escribe los días de la semana” o cualquier otro contenido referencial, nos permitiría indagar el nivel de apropiación de la información cultural y la adecuación a las normas ortográficas y constructivas del lenguaje escrito, pero no nos daría información acerca de las posibilidades del sujeto para ligarse con su propio mundo interno y producir enunciados significativos cargados de sentido subjetivo que al mismo tiempo sean transmisibles socialmente. 

Es decir, consideramos la escritura no como un proceso de reproducción de algo ya existente, como codificación en el lenguaje escrito de algo que ya estaría pensado de antemano, sino como un proceso de producción, de creación de sentidos singulares instituyentes, que necesitan al mismo tiempo ser articulados con significaciones sociales instituidas. De ese modo se trata, en la escritura, de la creación instituyente de un objeto trans-narcisista, puesto que siendo un objeto distinto del Yo, porta huellas de la subjetividad organizadas con la materialidad y la lógica del lenguaje escrito. Desde ahí consideraremos que las modalidades de inscripción de las huellas subjetivas en el lenguaje escrito organizan distintas formas de escritura para indagar en el diagnóstico. 

Desde esta perspectiva, el investimento singular de la escritura en la situación clínica expresa modalidades singulares de elaboración de sentido que aluden a procesos específicos de funcionamiento psíquico: por un lado, el investimento del proceso imaginativo al servicio de la producción singular de sentidos sobre la experiencia subjetiva y por otro la exigencia de apropiación de las herramientas simbólicas que sostienen la transmisibilidad a través de las significaciones compartidas.

Esquema de metapsicología ampliada

Al solicitar de ese modo una producción escrita en el encuadre clínico, el sujeto puede producir ya sea una narración, una o varias frases, una o varias palabras, una o varias letras o números, dibujos, marcas o trazos, puede negarse a escribir, puede guardar silencio, puede copiar algo que esté escrito en el consultorio o recurrir a frases clisés, etc. Cualquiera sea la producción, la interpretaremos preguntándonos por los procesos psíquicos que la sostienen en esta situación particular para este niño o adolescente. Nos interrogaremos en qué formas el sujeto es capaz de aprovechar el rebajamiento de la censura que implica la consigna (puesto que no se centra en la evaluación normativa ni referencial) para producir un tipo de funcionamiento integrado entre los territorios consciente e inconsciente mediante la puesta en articulación de los procesos primarios y secundarios que rigen en cada uno de dichos territorios, a través de la actividad de los procesos terciarios que constituyen su puesta en relación. Nos interesará asimismo si el afecto aparece ligado a la cadena representativa o si por el contrario sufre procesos de desligadura o supresión. 

En un segundo momento continuamos la indagación de la escritura a través de consignas de dictado y copia. En esos casos, el tipo de funcionamiento psíquico requerido por la consigna es diferente del que supone la escritura espontánea, centrada en la producción de sentidos propios. Y es que al escribir al dictado o al copiar, la actividad del sujeto implica la reproducción de significaciones externas, recibidas por la vía de la percepción auditiva o visual. 

Dicho de otro modo, el trabajo psíquico de ligadura con la realidad exterior cobra una importancia central en estas actividades: se trata de reproducir con la mayor precisión aquello que es percibido, reduciendo al mínimo posible la producción de sentidos subjetivos. Si el psiquismo consciente es invadido por representaciones inconscientes o por mociones pulsionales durante la actividad de copia o de dictado, la escritura resultante perderá en fidelidad al original y en transmisibilidad (enriquecida como será por la carga subjetiva puesta en juego por las resonancias inconscientes) o se perderá su carácter de signo lingüístico para acercarse a la modalidad de grafismos de descarga (tachaduras, borrones, etc.) si lo que está en juego es una dificultad en la tramitación de las excitaciones endosomáticas que no encuentran vías de ingreso al territorio psíquico.

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