El malestar en la vida amorosa: La lucha entre los sexos

Sigmund Freud

Desde el comienzo de su obra, Sigmund Freud señala el malestar que existe en la civilización, producto de un goce que debe ser domesticado, ordenado, limitado, incluso legitimado por la cultura a través de leyes que establecen los sistemas de intercambio permitidos o prohibidos (formulados años después por Lévi-Strauss en Las estructuras elementales del parentesco). En cada sociedad existen lazos posibles que se fundan en la prohibición del incesto. Lo imposible determina la serie de objetos amables o deseables. Pero ningún sistema simbólico resulta totalmente exitoso. El síntoma es el testimonio del fracaso del esfuerzo del sujeto por incluirse en el mundo simbólico. 

La “psicología de la vida amorosa” padece el mismo malestar y cobra la forma de la “lucha entre los sexos” (según la expresión utilizada por Freud en “El tabú de la virginidad”). Desprecio y degradación de la mujer por parte del hombre. Hostilidad y odio de la mujer hacia el hombre. El espejismo moderno de la pasión amorosa, descrito por Denis de Rougemont en El amor en Occidente, tampoco obtura este malestar intrínseco a la relación entre los sexos. 

Una cuestión central se impone para cada sujeto: la diferencia entre los sexos, diferencia que en realidad no está trazada por la anatomía sino por la posición del sujeto en lo simbólico. Aunque Freud menciona en reiteradas oportunidades la frase de Napoleón “la anatomía es el destino”, formulación que apunta a una distinción biológica, todos sus trabajos siguen otra dirección. La división de los sexos no depende de la sexualidad tomada en su sentido amplio, sino de la relación del sujeto con el falo como significante del deseo, sin dependencia de lo biológico o de lo anatómico. En sus primeros trabajos encontramos ya esta orientación. Cuando Freud subraya que el objeto de la pulsión es contingente y que en los seres humanos se encuentra frecuentemente una desviación en relación al objeto, como lo dice en “Tres ensayos para una teoría sexual”, indica que la atracción de un hombre por una mujer, o de una mujer por un hombre, no es algo que vaya de suyo sino que supone una pregunta. Por otro lado, la posición femenina no coincide necesariamente con la mujer o la masculina con el hombre. Se producen, pues, múltiples variaciones. La homosexualidad, el transexualismo, los místicos, entre otros, dan prueba de ello.

A pesar del velo de ingenuidad que reviste en la adultez la pregunta sobre la diferencia sexual, por el subterfugio de la constatación visual, en realidad es una cuestión que insiste a lo largo de toda la vida. Es el punto de partida de las teorías sexuales infantiles examinadas por Freud al comienzo de su recorrido. Éstas constituyen una construcción de saber inconsciente sobre el propio goce. Aunque no coincidan necesariamente con la verdad llamada objetiva, ponen al descubierto que para cada sujeto la verdad está emparentada con el goce. En términos freudianos se trata del determinismo del principio de placer sobre la búsqueda de objetos en el mundo que aparentemente está orientada por el principio de realidad. La realidad es la que permite obtener la satisfacción añorada. De esta manera, el principio de realidad sigue los designios del principio de placer. Las teorías sexuales infantiles, enlazadas al fantasma, ponen de manifiesto los complejos engranajes que orientan la vida sexual y amorosa de cada individuo.

En este curso nos proponemos presentar la teoría freudiana relativa a la sexualidad del hombre y de la mujer y qué efectos produce en la interacción con el partenaire, dado que el malestar contemporáneo se extiende a la vida amorosa. Partiremos del examen de algunas de las particularidades concernientes a la crisis contemporánea del matrimonio y las desdichas del amor y presentaremos algunos conceptos freudianos como deseo, narcisismo y pulsión para volcarlos en el examen de la posición masculina y la posición femenina. Nos detendremos  luego en el estudio de conceptos  tales como complejo de Edipo, complejo de castración, Penisneid, complejo de masculinidad, entre otros, en la medida en que intervienen y determinan la vida amorosa. Este recorrido concluirá en la introducción, por parte de Freud, de la lucha entre los sexos, tomando como punto de partida su trilogía sobre la psicopatología de la vida amorosa.

Objetivos

  • Presentar la teoría freudiana relativa a la sexualidad del hombre y de la mujer y sus efectos en la interacción con el partenaire.

  • Examinar algunas de las particularidades concernientes a la crisis contemporánea del matrimonio y las desdichas del amor.

  • Presentar los conceptos freudianos de amor, deseo, narcisismo y pulsión para volcarlos en el examen de la posición masculina y la posición femenina.

  • Estudiar algunos conceptos que intervienen y determinan la vida amorosa, tales como complejo de Edipo, complejo de castración, Penisneid, complejo de masculinidad, entre otros.
  • Examinar el tema freudiano de la lucha entre los sexos, a partir de la trilogía freudiana sobre la psicopatología de la vida amorosa.

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