2. El paradigma de la pasión amorosa: el mito de Tristán e Isolda

Tristan e Isolda

El paradigma de la pasión amorosa correspondida y mortífera es sin lugar a dudas el mito de Tristán e Isolda. 

En la sociedad aristocrática de la segunda mitad del siglo XII se materializa idealmente la acción amorosa de Tristán e Isolda, conocida por los fragmentos literarios del poeta anglo-normando Thomas y los del poeta francés Béroul, y completada luego por otros autores como Joseph Bedier, autor de Le roman de Tristan et Iseut (1900; traducción al castellano: La historia de Tristán e Isolda, Acantilado, 2011); inclusive existe una ópera de Wagner, Tristan und Isolde.

Tristán nace en cautividad, y su madre Blancaflor, hermana del rey Marc de Cornouailles, muere en el parto. Tristán queda huérfano y es educado según los principios de la caballería medieval por Governal. Años más tarde, el joven príncipe es raptado por unos piratas y depositado en las costas de la tierra de Cornouailles tras una terrible tormenta. Pero nadie sabe, ni él mismo, que es el sobrino del rey Marc. Su desempeño en la corte como caballero hace que se vuelva el hombre de confianza del rey. Tristán descubre luego su verdadero origen y decide permanecer junto al rey Marc.

Cuando el reino de Marc es amenazado por el rey de Irlanda, Tristán desafía al gigante Morholt y sale vencedor, aunque permanece herido sobre un barco. Isolda la Rubia, nieta de Morholt, lo encuentra y se ocupa de curarlo. A su vuelta, el rey Marc decide darle como herencia su reino. Los barones del rey se vuelven celosos y lo presionan para que se case. Elige al azar a la hija de uno de sus caballeros y Tristán parte en su búsqueda. Pero para obtener su mano debe matar al dragón (como en la historia de San Jorge, quien mata al dragón para salvar a la Dama). Tristán sale nuevamente victorioso de esta dura prueba pero cae otra vez desvanecido. Isolda la Rubia lo vuelve a curar y él obtiene su mano para el rey Marc.

Mientras se dirigen a su encuentro, beben juntos por equivocación el vino mágico que la madre de Isolda había preparado para el rey Marc y su hija. Rápidamente se enamoran perdidamente uno del otro. Bédier describe la escena de la siguiente manera: “¡Encontré el vino!, grita ella. No, no era el vino: era la pasión, la amarga alegría, la angustia sin fin y la muerte.”

Al llegar al castillo, Isolda se casa con el rey Marc. Los barones denuncian su amor al rey Marc, y Tristán debe partir de sus tierras. Un último encuentro de los amantes deja su rastro y la cólera del rey recae sobre ellos y decide quemarlos. Tristán logra escapar y el rey entrega a Isolda a unos leprosos. Advertido de su triste suerte, Tristán busca liberarla. Una vez que logra estar a solas con su amada, en la oscuridad de la noche se recuesta a su lado pero mantiene entre ambos la espada de castidad que los separa. 

En medio de sus remordimientos, Tristán decide devolverle su esposa al rey. Vagabundea luego durante dos años y se casa con Isolda de las Blancas manos. No obstante, sigue enamorado de la reina. Herido durante una batalla, pide que busquen a Isolda para volverla a ver una vez más antes de morir. Pero Isolda llega demasiado tarde: su amado está muerto. Desolada, se acuesta a su lado y muere junto a él.

Denis de Rougemont se pregunta en El amor en Occidente por qué preferimos un relato de amor imposible más que cualquier otro relato. Este mito esclarece la manera en que es vivenciada la pasión en Occidente, en particular en la literatura. Desde el comienzo del relato son presentados el amor y el sufrimiento en forma conjunta.  

El mito presenta algunos enigmas: ¿Por qué Tristán sitúa una espada de castidad entre los dos cuerpos cuando están a solas? ¿Por qué no se va con Isolda en lugar de entregarla al rey? ¿Por qué intenta luego volverla a ver? Y finalmente, cuando Tristán se casa con Isolda de las Blancas manos (que condensa los nombres de las dos mujeres más importantes de su vida, su madre, Blancaflor, e Isolda, su amante), ¿por qué mantiene un voto de castidad durante su matrimonio?

Denis de Rougemont no estudia esta historia como una obra literaria sino como el prototipo de las relaciones entre el hombre y la mujer en un grupo histórico determinado. La aventura de Tristán muestra el conflicto entre la caballería y la sociedad feudal: la mujer ocupa el lugar del Señor mientras que el caballero permanece como vasallo. Por otra parte, la novela desarrolla la idea de que el amor y el matrimonio son incompatibles -y ésta es su tesis central-. La única fidelidad posible es la del amor, que se opone al poder señorial del matrimonio. El vasallaje es frente a la Dama según las consideraciones del amor cortés. Esta idea se opone al intercambio de bienes y de mujeres reinante en la época feudal.

La búsqueda de obstáculos produce la exaltación del amor. Lo que aman los dos amantes es el hecho de amar, su propia pasión amorosa, que se incrementa en las alternancias presencia-ausencia. De allí que el poeta escriba: “Los amantes no podrían ni vivir ni morir uno sin el otro. Separados, no era la vida ni la muerte, sino la vida y la muerte a la vez.” 

La erótica involucrada en el amor cortés será examinada en otro curso. En este punto sólo es importante señalar que el flechazo, el enamoramiento surge ante el simple cruce de miradas adjudicado a un filtro mágico. Pero más allá de la pasión amorosa surge un punto que involucra a la muerte, un más allá del registro del placer, que en psicoanálisis será conceptualizado en términos de goce.

El mito de Tristán e Isolda es el paradigma de la pasión amorosa correspondida que involucra a la muerte, un más allá del placer. La tesis central de la novela es la idea de que el amor y el matrimonio son incompatibles.