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Justicia de menores de Francia

El sistema de justicia de menores de Francia se construyó a partir de los decretos de 1945 y de 1958, adoptados en un período de crisis política. Reposa sobre una decisión fundamental según la cual la sociedad debe asumir la responsabilidad de educar y proteger a los más jóvenes. Nos referimos a un modelo “proteccionista”, opuesto a un modelo “igualitarista” que tiende a vincular el estatus del menor al de los mayores de edad. El juez de menores encarna este proyecto social para los jóvenes en dificultades. El niño se inscribe en un vínculo generacional con respecto al adulto y la problemática de la infancia se concibe globalmente, y no en función de los actos cometidos o de la naturaleza de las agresiones sufridas.

Este principio de responsabilidad justifica la doble competencia del juez y de aquellos que participan en la justicia de menores. Así pues, el juez de menores interviene tanto cuando se trata de un menor en peligro como cuando un menor debe enfrentarse a la justicia tras haber cometido un delito. Por supuesto, la respuesta judicial es distinta en cada una de estas situaciones: medida de protección en el marco del derecho civil por un lado, medida educativa o sanción por el otro. Pero la dinámica y la lógica de la intervención son las mismas. Se trata, a partir de una situación de peligro (fugas, conductas de riesgo, abandono escolar, agresiones…) o de una infracción, entender su sentido en relación con una situación personal, familiar, social, educativa, para luego crear las condiciones necesarias para poder acompañar al niño en su evolución.

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